¿HAY QUE SALIR DE AHÍ?
El pediatra y psicoanalista Donald Winnicott sostenía que la persona se relaciona con el mundo desde cierta percepción y con la creencia de que puede lograr tener un efecto y una acción sobre el mundo (materia de la ilusión). Luego, en la medida en que los hechos no ocurren como se esperaba, la frustración y aceptación de la diferencia de la realidad le permitirían, si dispone de la suficiente confianza en sí misma, intentar nuevamente lograr su objetivo de distintas formas hasta que lo consiga. “Esta construcción puede estar asociada a recuerdos de situaciones placenteras o a pensamientos que nos calman. Por ejemplo, alguien puede estar cómodo en su casa o en su trabajo siempre y cuando pueda conservar sus rutinas, sus objetos u horarios. Los beneficios de esta zona de confort claramente preservan del miedo y la ansiedad frente a situaciones nuevas y desconocidas”, argumenta.
Petrollini plantea un nuevo ejemplo para seguir entendiendo cómo funciona esta zona de confort tan nombrada: si una persona tiene miedo a los lugares cerrados o a asistir a reuniones con muchas personas y luego de la pandemia trabaja en forma remota, seguramente va a formular explicaciones por las cuales se va convenciendo de que es mejor no salir así no pierde tiempo, no se contagia de enfermedades, etc. “Aquí se ve cómo su zona de confort (trabajar dentro de los límites pacíficos de su casa) le trae beneficios, pero, al mismo tiempo, puede aislarla no solo de relacionarse con otras personas sino de obtener mejoras laborales que le demandan interactuar con otros”, argumenta.
¿SÍ O NO?
Todo lo expuesto nos interpela y nos lleva a preguntarnos: ¿se debe salir de la zona de confort? ¿cómo conservar esa zona, pero no limitarse? Como explica la especialista, es claro que no hay una sola forma o respuesta, porque para cada persona hay un modo específico según su historia de vida. Sin embargo, podemos decir que se puede comenzar este proceso con actos pequeños, como hablar con alguien nuevo o probar algo distinto e ir ampliando esa búsqueda.
Algunas acciones posibles:
- Comenzar por actos pequeños (dirigirse a nuevas personas, probar algo nuevo).
- Intentar las cosas en varias oportunidades porque es probable que no se pueda realizar a la primera vez.
- Armar red, no aislarse. Hablar con familiares o amigos para que nos acompañen.
Se trata de permitirse enfrentar nuevas situaciones, pero en un marco de seguridad y acompañados como marca esta frase: “Subíamos despacio hacia el mayor de nuestros terrores de entonces, íbamos a exponernos al miedo y a interrogarlo. La amiga estupenda”, Elena Ferrante.
EL CONFORT
Entre las definiciones que brinda el diccionario de la Real Academia española (RAE) para ‘confort’ aparecen dos palabras agradables, de esas que nos hacen sentir bien: bienestar y comodidad. Esto marca, sin duda, que la sensación de confort es linda y esa zona de seguridad, cómoda y donde estamos bien no tiene por qué ser un lugar para abandonar abruptamente. La clave es que esa seguridad no nos limite u oculte otros sentimientos más complejos. Por eso, hay que estar atentos, elegir disfrutar de lo que tenemos el tiempo que deseemos y si es necesario, empezar de a poco a caminar nuevos caminos.