Las pequeñas y medianas empresas también pueden empezar a transitar este camino. Te contamos cómo.
La robótica aplicada a los procesos de una empresa es un hecho irrefutable de estos tiempos. En la actualidad cada vez más empresas utilizan robots para automatizar cualquier tipo de proceso. Y todas, sin importar su tamaño, pueden comenzar a transitar este nuevo modelo de trabajo. Según explica Matías Sanders, referente del laboratorio de Innovación de Experta Seguros, la robótica estudia el análisis, diseño, construcción y aplicación de robots que son capaces de desempeñar tareas realizadas por el ser humano. Y esto, claro está, trae muchos beneficios. Entre ellos: una producción más eficiente, reducción del desperdicio de material y de costos monetarios, además de mejorar la calidad del producto. Pero, sin dudas, el beneficio más importante que destaca el especialista es el de liberar a los operarios de las tareas más pesadas, peligrosas y repetitivas, para poder destinarlos a otras en las que aportar un mayor valor agregado y con menos riesgo de lastimarse realizando sus tareas.
Pero cuando hablamos de robótica, ¿nos referimos solo a robots? Por supuesto que no. “La robótica no tiene que ser siempre hardware también puede ser implementada a través de software. Un chatbot en una web o por WhatsApp es una solución robótica, por ejemplo”, argumenta Sanders.
Y también hay que saber que la robótica es evolución es constante. “Además de la automatización tradicional de una línea de producción o de un procedimiento específico, hoy están los robots colaborativos o ‘cobots’, que son una evolución de los robots tradicionales ya que trabajan junto a los operarios colaborando con ellos de formas muy diversas. Por ejemplo, desde sistemas de aviso con luces que indican que finalizó su tarea hasta la entrega en mano al operario de una parte de un producto o un producto terminado”, detalla Sanders.
CÓMO EMPEZAR
Para empezar lo primero que tenemos que hacer como empresa es identificar qué proceso es el que queremos automatizar: administrativo, productivo, comercial, etc. Una vez que identificamos esto, debemos preguntarnos si lo que estamos buscando es una solución complementaria a un proceso existente o si lo reemplazará. El paso siguiente es dimensionar económicamente la solución para calcular el retorno de la inversión con esta nueva tecnología. Y luego, claro está, es ir avanzando gradualmente hasta llegar a la implementación. “Hay que tener cuidado con costos ocultos frecuentemente no calculados. ¿A qué nos referimos? Para el caso de hardware puede haber costos de mantenimiento o repuestos que haya que considerar. Si estamos hablando de software, hay que considerar la aptitud del parque informático y la infraestructura de red respecto a las velocidades de conexión, etc.”, explica Sanders.
El campo laboral de la robótica está creciendo mucho con la industria 4.0, Internet de las cosas y la inteligencia artificial. Por eso en estos procesos de implementación hay que tener en cuenta tres cuestiones fundamentales: el factor tiempo, el factor costo y el factor humano. “Ese triángulo es el que define qué, cuándo y cómo. No se puede implementar tecnología si no se está seguro del objetivo que se persigue o solo para probar que tal nos va. Debemos rodearnos de diversos perfiles –no basta de un ingeniero orientado a la robótica, que desde ya es el profesional que podrá ayudarnos– para conseguir el éxito. Hay que entender que la robótica no es solo instalar un hardware o software, sino que habrá un cambio más allá de los procesos; un cambio cultural. Y claro, para ello es necesario trabajar con la gente que es quien construye la cultura de cada empresa”, concluye Sanders.