PROCESOS

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Cerca de tu Negocio  -  12/02/2025

Claves para su mejora.

Los seres humanos somos personas de costumbre. Los hábitos y rutinas nos resultan familiares y en contrapartida, el cambio nos genera incomodidad, resistencia. Es que nuestros cerebros se sienten cómodos y seguros con lo conocido. Esta regla aplica a todo lo que hacemos tanto en lo personal como en lo laboral. Y los procesos laborales no escapan a esta ecuación. ¿Si hasta ahora los hacemos así por qué cambiarlos? Simple, porque como todo se puede mejorar cada día. ¿La clave? Practicar, corregir y repetir.


MEJORA CONTINUA

¿Cómo identificar áreas de mejora? ¿Cómo mejoramos cada día? De la mano de la mejora continua, que no es más ni menos que un hábito que requiere –como cualquier hábito– de la práctica intencionada y deliberada diaria. Debemos incorporar en nuestro mindset la mejora diaria y continua de los procesos como un mantra, pero puesto en acción. En el libro “Cambios atómicos” su autor James Clear, habla justamente de esto: cambiar de hábitos requiere de constancia y disciplina. Demanda cambiar nuestra forma de hacer las cosas. Y es con la mejora continua que día tras día vamos a poder cambiar esos procesos, porque como dice el título de esta nota siempre se puede mejorar. Es solo cuestión de ponerse en acción.


EL CAMINO POR SEGUIR

Seguramente, todo lo que hacemos se puede hacer mejor. Es cierto que, a veces, podemos estar cómodos o en nuestra “zona de confort” y por eso no nos interpelarnos para buscar o ver más allá. ¿Qué es la mejora de procesos? ¿Qué beneficios nos aporta a nuestra empresa? La mejora de procesos consiste en prácticas y metodologías orientadas a analizar, optimizar y estandarizar los procesos que tiene una empresa para incrementar su eficiencia, potenciar resultados y reducir costos. Esto se puede implementar de diversas formas y con diferentes metodologías (acá podemos ver, por ejemplo, la metodología LEAN). 

Entre los beneficios que aporta la aplicación de una mejora continua de los procesos podemos citar:

  • Aumento de la eficiencia de la organización 
  • Reducción de costos que son innecesarios
  • Mejoras en la calidad de servicio o producto ofrecido
  • Aumento en la satisfacción tanto del cliente externo (consumidores) como el interno (colaboradores)

Sin duda, estos beneficios tienen que impulsarnos a esa búsqueda. Y para lograrlo, algunas claves o estrategias son:

  • Invertir en formación. Para implementar mejoras la capacitación es clave, como en cualquier otra cosa que busquemos hacer. Desde un curso, pasando por un seminario o una charla especializada con un referente son caminos válidos.
  • Dar tiempo para trabajar las mejoras. No es de un día para el otro el cambio y como consecuencia la mejora. Hay que darnos y darles tiempo a los procesos. Los hábitos y rutinas –como vimos antes– requieren de práctica y repetición. 
  • Brindar autonomía a las personas que van a implementar las mejoras. Es vital que las personas tengan libertad –en su concepto más amplio– para hacer las mejoras. Sin libertad ni autoliderazgo se consiguen mejoras. 
  • Entender el fracaso como parte del proceso de mejora. Debemos tener seguridad que el fracaso o error son partes del camino. Sin error, no hay aprendizaje ni tiempo para evolucionar. El trabajo iterativo tiene un alto porcentaje de experimentación y técnicas de aprendizaje para luego llegar a la optimización y eficiencia. En el medio, un cierto nivel de fracaso es lo esperable. Es algo inherente a cualquier proyecto de gestión de cambio. 

Por último, es clave tener en claro que cuando hablamos de procesos nos referimos de los esenciales para el negocio, de los de soporte y los de gestión. Todo el ecosistema de la empresa puede mejorarse. 

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