Cómo encarar el 2021 tras un año que nos movió todas las estanterías.
CAMBIO DE PENSAMIENTO
Durante décadas hablamos de la importancia de planificar, establecer nuestras metas, saber qué queríamos para el año en cuestión y establecer un modo de acción que nos lleve a conseguir los objetivos. Esta vez les proponemos pensar el hoy y también el más adelante (corto, mediano y largo plazo) pero no como algo fijo sino en completo movimiento. ¿Qué significa esto? Que podemos tener nuestros objetivos definidos pero que nuestro “plan” lo pensemos como una propuesta con diversos caminos y posibilidades para conseguir un fin. Incluso un fin que no sea único, sino que pueda cambiar las veces que sea necesario.
Por ejemplo, podemos tener la idea de abrir un e-commerce para nuestro proyecto. Pero si vemos que los recursos no dan o no podemos abarcarlo, podemos pensar vender nuestros productos por Redes Sociales o a través de un Marketplace.
Si nos animamos a soltar las ataduras y los mandatos vamos a poder vivir las cosas que se presenten sin tanta carga negativa. Sin tanto peso y frustración. No hay que dejar de planificar, sino que hay que darle más rienda suelta a esa planificación. En el viaje de la vida hay que animarnos a dejar la rigidez y estructuras atrás. Como dice Lao Izu: “Un buen viajero no tiene planes fijos ni la intención de llegar”.