Consejos para poner en marcha y no permitir que la energía negativa nos contagie.
Cuando no es posible dejar de contagiarse la profesional sugiere tomar distancia de este tipo de personalidades para no quedar capturados en ese goce mortífero. Y si no es posible, por diferentes motivos laborales u otros, es preciso estar advertidos y atentos a localizar esos rasgos y su emergencia, y darse cuenta que esa persona no puede o no quiere tomar otra posición.
CARACTERÍSTICAS A TENER EN CUENTA
Una persona negativa o pesimista es aquella que, ante cualquier acontecimiento de la vida, de cualquier orden (ya sea grave o banal), siempre se le representa por el aspecto negativo o más complejo. Según explica la profesional, incluso en las situaciones lindas e importantes de la vida, ponen una mirada y un decir oscuro; no logran ver el brillo de una persona o situación; y siempre remarcan o resaltan lo que no funciona según criterios ideales, y no según los posibles. “Todo es blanco o negro; aunque para ese tipo de personas casi siempre es negro. Suelen ser despectivos hacia el prójimo y cualquier cosa que él otro tenga o haga”, agrega.
En cuanto a los orígenes de este tipo de personalidades Rivadero explica que no hay una sola causa, sino que depende de la historia singular de cada sujeto.
CARTAS EN EL ASUNTO
Hay varias formas de neutralizar ese negativismo y poder convivir con ese tipo de personas en el trabajo sin que nos afecte tanto. Entre ellas, evitar discutir (si eliminamos ese estímulo de nuestro lado el negativo no tiene cabida); mantenernos positivos (no irnos a su terreno); poner límites (un gesto o una palabra, a veces son suficientes) y dejar de lado la idea de querer cambiarlo (es difícil cuando alguien no quiere recibir ayuda).
Rivadero sugiere que un buen modo de neutralizar al ‘negativo’ es no tomar al pie de la letra la negatividad que muestra e intentar hacer algún chiste que rompa ese imaginario doliente negativo. “Aunque es difícil que lo puedan recibir y reírse, por el peso dramático o excesivo que ponen, se puede intentar cambiar de tema o colocarles –metafóricamente hablando– un tapón para no escuchar y filtrar lo que dicen”, detalla.
Nadie dice que es fácil: a veces el negativo suele dar pena, y, muchas veces, los que son optimistas se sienten culpables de la alegría de vivir o mirar con otros ojos los tropiezos de la vida cotidiana. Pero no debe ser así. Debemos poder disfrutar la vida con todo lo que tiene y dejar el negativismo de lado.