Una habilidad que todos podemos entrenar y mejorar.
En el año 2012 la psicóloga Sarah Scchnitker de Pasadena School of Psycology en Estados Unidos realizó un estudio con dos grupos de personas sobre la paciencia. Uno de los grupos recibió entrenamiento para desarrollar la paciencia y otro no. ¿En que se basaba ese entrenamiento? Diferentes ejercicios para mejorar conciencia sobre las emociones positivas y negativas, estrategias de regulación emocional, ejercicios para manejar estrés interpersonal, desarrollo de empatía, técnicas de meditación, manejo de la frustración y más. El resultado del estudio concluyó que las personas que recibieron “el entrenamiento en paciencia” lograron aumentos significativos en su paciencia y bienestar en comparación al otro grupo. ¿Qué corroboró Scchnitker? Qué la paciencia puede ser entrenada y desarrollada.
LOS TRES TIPOS DE PACIENCIA
Según Scchnitker existen tres tipos de paciencia que tenemos que desarrollar todas las personas:
- Paciencia interpersonal. Aquella que desarrollamos en nuestras relaciones con los demás. Por ejemplo, lidiar con personas difíciles en todos los ámbitos (trabajo, familia, vecino). Y también cuando tenemos que empatizar en una relación afectiva-emocional. En definitiva, es la que nos permite mantenernos en calma ante alguien enojado o hiriente.
- Paciencia en situaciones desafiantes que presenta la vida. Son los desafíos que se nos van presentando como, por ejemplo, cursar una carrera universitaria, afrontar una enfermedad, desarrollar un proyecto personal, o atravesar una situación de crisis como esta pandemia.
- Paciencia de la vida cotidiana. Aquella que permite contener la molestia que causan los reveses o avatares de todos los días. Por ejemplo, cuando tenemos que esperar para realizar un trámite, esperar el resultado de un examen o que nos atiendan en algún sitio.
Trabajemos día tras día en entrenar nuestra paciencia descubriendo qué es lo que nos hace perderla, entendiendo que no tenemos control sobre todo y encontrando regocijo en las pequeñas cosas de la vida para canalizar nuestra ansiedad y disfrutar del ahora. La inmediatez no es sinónimo de lo mejor. Las mejores cosas, muchas veces, se demoran un poco más de lo quisiéramos.