Consejos para poder enfrentar la toma de decisiones y llevar una vida con elecciones seguras.
La libertad de elección no es percibida de igual modo por todas las personas. Para algunos puede representar un momento de alegría y felicidad porque les permite realizar acciones que desean desde hace tiempo. Es más, los invaden un sentimiento de expansión y felicidad en el que valoran consecuencias posibles y modos de llevarlo a cabo, intercambian opciones y suponen un resultado positivo. En cambio, para otras personas puede implicar sentimientos de vértigo, temor, ansiedad y llegar a un bloqueo y angustia que los afecta tanto en el presente como a sus posibilidades futuras. Por lo que postergar todo lo posible o directamente no tomar ninguna decisión es un modo de defenderse y obtener seguridad frente a estas emociones.
En este sentido, el filósofo y Profesor de la Universidad de Princeton, Walter Kaufmann, creó en 1973 el término “decidofobia” para referirse a las personas que no pueden tomar decisiones y que para todo realizan un doble chequeo. El sostiene que el temor a las decisiones y el fracaso en ejercer control decisivo sobre nuestra propia vida lleva a actuar en conformidad con las reglas sociales, porque de esa manera podemos abdicar de nuestras responsabilidades y delegarlas. “Esta dificultad para decidir la podemos observar en cualquier ámbito de la vida: desde la imposibilidad de elegir un menú, a delegar en otras personas decisiones laborales. Aquí lo positivo de la posibilidad de elegir se transforma en un tortuoso y repetido chequeo del valor de cada posibilidad. Estas personas no pueden confiar en sus instintos, son extremadamente perfeccionistas, no se permiten ni perdonan errores, se lamentan y pueden tener incluso síntomas físicos. Al mismo tiempo pueden ser sumamente amables, empáticas, cooperativas y consideradas”, detalla Petrollini.
DEJAR EL TEMOR ATRÁS
Decidir supone la posibilidad de afirmarse mediante una resolución. Esto es, aceptar las consecuencias de esa elección. Luego implica poder elegir entre variables más importantes o trascendentes que las que no lo son. Aquí además de realizar una evaluación general con respecto a las consecuencias hay que también poder categorizar en opciones más relevantes que otras. “Este proceso no requiere solamente de una posibilidad intelectual y conocimiento de los problemas o, situaciones sobre las que debemos decidir. También requiere de confianza en cada uno, de aceptar las consecuencias que traerá para el entorno afectivo, social o laboral. Implica sostener un criterio personal, fundamentarlo y poder tolerar críticas u objeciones si las hubiera”, explica la profesional.
Por eso cada persona debe poder permitirse equivocarse (si así ocurriera) y, tomarlo como un proceso de aprendizaje para futuras decisiones y objetivos. Petrollini sugiere seguir estos 4 puntos al momento de tomar decisiones en el ámbito laboral (aunque son extensivos a diversos aspectos de la vida en general):
1) Decidir implica elegir entre varias alternativas, por eso en un ámbito laboral no solo es relevante realizar determinada tarea sino analizar el impacto en el grupo de trabajo.
2) La elección requiere de: planear, organizar, dirigir y controlar. Esto es reconocer un problema y definir el modo de llegar al objetivo propuesto.
3) Exponer los criterios de decisión y las diferencias entre ellos.
4) Implementar la decisión y revisión de la misma cuando sea necesario.
Ante la dificultad de decidir es importante analizar qué piensa la persona de por qué es tan importante el resultado de su decisión y tratar de contrastarlo con la realidad (con los hechos). ¿Qué es lo máximo que se puede perder? ¿Cuál es su historia de las decisiones que tomó? Debemos corrernos de la historia del fatalismo o de control sobre la vida de cada uno. Lo que pueda ocurrir es parte de la vida. “Es necesario poder separar adecuadamente que es lo que nos es posible de lo que nos es imposible. Si tomamos lo imposible como algo que podemos hacer, el resultado es la impotencia. Si, en cambio, tomamos lo posible como un fracaso probable, nos puede provocar indecisión, pero también nos dará la posibilidad de analizar y llevar adelante las mejores opciones”, concluye la profesional.
Es momento de animarnos y tomar las decisiones. “sabemos lo que somos, pero no lo que podemos ser”. Hamlet (acto 4, escena 5).