Cómo cambiar la mirada en los equipos de trabajo.
¿CULPABLES O PROTAGONISTAS?
¿En qué rol nos ponemos cada uno de nosotros? ¿Por qué muchas veces en las organizaciones y en los equipos de trabajo se da la situación de buscar culpables, enemigos y poner el foco ahí? Para Jajamovich esto sucede porque la lupa, es decir, los culpables y los enemigos son lugares cómodos: miramos afuera, no adentro. El espejo implica hacernos preguntas, hacernos cargo, no hacernos los distraídos. “La lupa es un refugio organizacional sistémico y viral porque uno usa la lupa, el de al lado también y ese comportamiento empieza a multiplicarse sin fin. Es lo que todos hacen, es lo que todos vemos, es lo que todos reproducimos. Y hay más: incluso los que no lo practican terminan acomodándose y convirtiéndose en cómplices de una ´cultura de lupa´”, argumenta.
Y, ¿qué hacemos para cambiar? Como dice la especialista, todos podemos elegir y ser agentes de espejo. ¿Cómo? Predicando con el ejemplo, haciéndonos cargo de nuestras opiniones, preguntas, errores, actos. Entendiendo que ‘la pelota siempre cae de nuestro lado’, siendo protagonistas. Por otra parte, podemos ser agentes de espejo yendo más allá de nuestro metro cuadrado y ocupándonos del metro a la redonda, no siendo cómplices de las ´lupas´ sino garantes de los ´espejos´. “Cada vez que alguien saque su lupa podemos devolverle una pregunta para que la atención le vuelva y no vaya hacia afuera”, ejemplifica.
¡AGARREMOS LOS ESPEJOS!
Por suerte, esta situación tiene solución y poco a poco podemos ir cambiando la mirada. Hay estrategias para promover la colaboración en lugar de culpar a otros. Ser agentes espejo, como propone Jajamovich, quien comparte 3 propuestas para trabajar con los equipos:
- Identificar cuándo usamos la lupa y cuándo el espejo (en qué situaciones / proyectos; con qué equipos / personas; en qué momentos) y qué impacto tiene usar una u otra herramienta.
- Después revisar cuál es la herramienta –lupa o espejo– que usamos a diario cada uno de nosotros. Hacernos cargo con humildad y recordando que somos aprendices. Aceptar que estamos como estamos y que podemos mejorar.
- Generar un acuerdo para empezar a usar más el espejo (y menos la lupa) y comprometernos a ser garantes los unos de los otros en este proceso. Y para ello, podemos hacer sonar la alarma cuando la mano se tienta y va a la lupa… ¡y hacerlo con humor!
Más información en www.melinajajamovich.com