Cómo ordenarnos internamente para sentirnos bien y no estar agobiados.
Pero somos personas, y si bien a veces quisiéramos ser como computadoras para poder resetearnos o reiniciarnos y mandar todo lo que no nos sirve a la papelera de reciclaje, no lo somos. Esa singularidad imposible de capturar en un algoritmo es lo que nos hace únicos, con la desventaja de que al ser únicos la receta de uno seguramente no le sirva totalmente al otro. Como explica la psicóloga María Luisa Perkins, nuestra historia singular se va armando en las interacciones con los otros y con los objetos. “Por más que parezca exagerado desprenderse de un objeto implica un pequeño duelo, porque ese objeto puede representar –de manera por lo general inconsciente– a ese niñito de la primaria que ya es un adolescente, o a una época feliz que ya no está. Entonces ahí viene el ´por si acaso lo guardo´ o ´no vaya a ser q le sirva a fulanito el año que viene´, etc. Guardar algo que pueda parecer inútil puede tranquilizar porque es parte importante de nuestra historia. Tomarse el tiempo necesario y seguir los propios criterios de selección es el camino más adecuado”, explica.
Por otro lado, debemos saber que las pérdidas provocan de por sí una especie de reseteo o, mejor dicho, nos fuerzan al mismo porque nos obligan al cambio, a salir de la zona de confort y es ahí donde aparece el miedo. “No desprenderse de algo es ese intento desesperado por quedarse en ese supuesto lugar seguro, pero que impide el movimiento. Cada uno encontrará la forma de adaptarse al cambio, e ir soltando lo que lo retiene en la inmovilidad. Soltar, esa palabrita tan de moda no tiene otro significado más que tramitar un duelo; poder dejar de aferrarse a aquello que representaba el objeto a soltar”, explica Perkins.
PLANIFICACIÓN CONSCIENTE
Para no sentirnos abrumados y “poder tener orden en nuestra cabeza” es importante que cuando planifiquemos nuestro año y nos llenemos de cosas, objetivos y tareas, tengamos en cuenta que los ideales nos traban y nos abruman. Se hace lo que se puede y una planificación demasiado exigente y rígida termina siendo frustrante cuando no se puede cumplir. “Estar abiertos a la posibilidad de cambios y adaptaciones ante lo imprevisto es un indicador de sanidad mental. Más allá de las lógicas exigencias del comienzo del año lectivo y demás actividades que comienzan en marzo, el calendario no deja de ser una estructuración arbitraria del tiempo que nos conmina a enumerar objetivos para el año, que de no ser genuinos deseos terminan en frustraciones. Por eso, nada de grandilocuencias, resolver lo inmediato y dar lugar a que el deseo aflore sin la presión del calendario”, concluye Perkins.
En conclusión, si no nos presionamos, estamos abiertos al cambio, nos tomamos el tiempo para cada decisión y no planificamos ideales imposibles, nuestra mente estará más limpia, tranquila y liviana.