HABILIDADES BLANDAS

No es algo nuevo, pero sin duda es algo que queda de manifiesto cada vez más. Las habilidades blandas son tan importantes para las personas como las habilidades “duras” (formación académica, etc.). El 2020 nos demostró que tener capacidades como flexibilidad, creatividad, innovación, adaptación al cambio y pensamiento crítico es clave para este mundo que vivimos. Ya en 2012 el premio Nobel de Economía James J. Heckman mostró en una investigación realizada junto a Tim D. Kautz (Pruebas Sólidas sobre las Habilidades Blandas), que estas últimas “predicen el éxito en la vida y que los programas que mejoran esas habilidades deberían tener un papel importante en las políticas públicas que quieran ser eficientes”. Está claro: las habilidades blandas son fundamentales y es algo que ni la automatización ni la inteligencia artificial podrán reemplazar nunca. Es lo que nos diferencia a las personas de las máquinas, y donde tenemos que poner todo nuestro foco y esfuerzo.

Según explica Carla Martino, psicóloga clínica y laboral, las habilidades o competencias blandas son aquellas que permiten adaptarse a las situaciones, reflexionando y resolviendo gracias a la puesta en acción de los recursos emocionales de las personas. Pero es importante aclarar, que esos recursos no son “emoción pura”. Si bien los recursos técnicos y académicos son fundamentales, también se adquieren en base a una personalidad que permita esa apropiación, ese aprendizaje. Sobre la plataforma de esa personalidad todo lo demás se apoya, se desarrolla y se despliega. “Las adquisiciones es un proceso que comienza a producirse a la vez que la primerísima estructura se conforma, la infancia desde ya. Se aprende a sentir, a diferenciar emociones y sentimientos, a interrelacionarse y más tarde a dar respuestas que involucran en una síntesis lo afectivo y lo racional. Por eso, no se trata de emociones puras, sino de un entrelazado de las emociones con lo racional, que le da forma a esa emoción, a los sentimientos y se elabora una respuesta reflexiva, que se ajusta al contexto para que sea adecuada, moderada y efectiva”, argumenta la especialista.

 

DESCUBRIR PARA HACER

¿Cuáles son esas habilidades blandas tan valoradas hoy? Las más solicitadas por el mercado son creatividad, trabajo en equipo, pensamiento crítico, innovación, gestión del cambio, comunicación & storytelling, inteligencia emocional y mentalidad de desarrollo. Según Martino todas esas se sustentan sobre la que considera una de las competencias blandas del grupo de la más importantes: la flexibilidad. Esta se pone en juego cuando todas esas competencias actúan, muchas veces articuladas. “A la hora de pensar en potencial de desarrollo, la flexibilidad funciona desde al comienzo como aquella capacidad para responder de modo móvil y ajustado a lo que se va presentado y considero que es una de las capacidades clave a evaluar en un proceso de incorporación o bien de movilidad dentro de una estructura laboral. En los tiempos de estabilidad de toda índole, social, laboral, etc., la flexibilidad puede ser menos requerida, o requerida en micro situaciones, pero hoy en día, atravesando este contexto tan particular para nosotros, que no hemos vivido una situación tan compleja por su masividad en las restricciones y por los desafíos sociales que plantea, se vuelve de elevadísima importancia. Y si pensamos que actualmente, cada proceso social tiene plazos más cortos y los cambios sobrevienen cada vez más frecuentemente, la adaptación es fundamental y debe ser activa y a tiempo”, argumenta.  Y aclara que la flexibilidad es el resultado de la interrelación de varios aspectos: implica analizar, entender, reflexionar, elaborar una respuesta, que puede ser más o menos creativa y llevarla a la práctica empáticamente, en tiempo y forma cada vez que algo se presenta. O sea que pone en movimiento una elevada cantidad de recursos y que, además, si la respuesta resulta adaptada, implica un grado de responsabilidad en la acción. Alguien que puede dar respuestas flexibles, suele ser también alguien capaz de dar cuenta de lo que hizo y porqué, de modificar su conducta si algo no fue atinado y eso implica hacerse responsable por lo hecho.

 

QUÉ SE PIDE HOY

Para Martino hoy se busca, algo que siempre es interesante, y es tener manera de encarar las situaciones de modo desprejuiciado en cuanto a esquemas. No siempre lo que se ha hecho y repetido es lo que sirve y en general el que alguien se vea haciendo cosas nuevas es muy alentador y estimula a experimentar más, aporta seguridad en uno mismo y los temores se alejan. Por eso, es importante sumar esas competencias blandas que permiten a las personas desarrollarse, ocupen el rol que ocupen. “Siempre hay que apostar al dinamismo que el aparato psíquico tiene. Lo que no se ha desarrollado o se ha desarrollado a bajo nivel se puede desarrollar. Es fundamental una buena conducción, tener respeto por los tiempos de los otros y siempre buscar alternativas”, detalla Martino.

En este sentido hay un término muy de moda: RE-Skilling que es la acción de incorporar cambios y potenciar el desarrollo de capacidades existentes y poco explotadas o bien desarrollar alguna no utilizada hasta el momento para estar a la altura de la nueva realidad, como un nuevo puesto en la empresa. “Hoy en día el RE-skilling se ha implementado muchísimo, pues la pandemia ha llevado a muchos trabajadores en especial independientes, a pensarse en nuevos trabajos para poder hacer frente económicamente a sus obligaciones. Sin duda han tenido que poner en juego capacidades poco o nada utilizadas para llevar adelante una nueva labor, o han redirigido éstas a escenarios diferentes a los conocidos”, explica. Y finaliza con una reflexión: “La aceptación de la realidad y una mirada amplia, reflexionar sobre nuestros intereses y actividades no laborales –porque ellos son muestras de otras capacidades no visibles– buscar interlocutores dispuestos al cambio y a los esquemas flexibles para apoyarnos en ellos son acciones que nos pueden ayudar a la hora de mirar desde el presente hacia el futuro en lo laboral”.