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Calidad de Vida  -  06/02/2019

Pequeños cambios hacen la diferencia. Consejos para empezar a cambiar nuestro chip interno.

En nuestro trabajo pasamos la mayor parte de nuestro día y es, sin dudas, un aspecto importante de nuestra vida. Por un lado, nos permite obtener independencia económica y por otro, nos da la posibilidad de proyectar y planificar el futuro de acuerdo con nuestros objetivos.  También nos provee una rutina, un ámbito social en el que interactuamos y un lugar de pertenencia que nos representa. Pero ¿qué pasa cuando nuestro trabajo no nos satisface? ¿Cuándo sentimos que es un viaje al fin de semana, y solo pensar que es lunes nos abruma? ¿Cómo cambiar nuestro chip interno y migrar a emociones más positivas en esta parte impostergable y fundamental de nuestra vida?

Confucio decía: “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Si bien en el contexto actual es complejo poder elegir donde trabajar, esta frase nos ayuda a comprender cómo podemos empezar a sentirnos más a gusto con nuestra función laboral. “Una de las claves para que el trabajo no se convierta en un lugar de insatisfacción, donde todos los días sean una sucesión de lo mismo, es poder encontrar algún aspecto de la tarea asignada para el que nos sintamos capaces, que nos haga sentir que nuestra actividad aporta algo particular, distinto.  Es encontrar placer en la resolución de desafíos y de ese modo salir de la situación de sufrimiento y pasividad desempeñando un lugar más activo”, argumenta Mirta Petrollini, Docente y Supervisora de la Institución Fernando Ulloa.

Para ir construyendo este nuevo camino de pruebas, desafíos y un propósito, Petrollini sugiere darle importancia a 4 puntos:

  1. Establecer metas claras y razonables para poder organizar un plan.
  2. Visualizar qué competencias o habilidades tenemos para la tarea asignada.
  3. Reconocer errores o dificultades que se han presentado para poder volver a planificar.
  4. Cotejar con nuestros compañeros, colegas y coordinador la nueva modalidad de trabajo.

En esta búsqueda, jugar con nuestras fortalezas, experimentar y aprender es clave para encontrar nuestro propósito. Explorar, experimentar y aprender es la forma en la que estamos diseñadas las personas para vivir y trabajar. Esto, a su vez, nos lleva a ser más creativos, y la creatividad nos motiva. Por eso, debemos llevar nuestro mejor “yo” a trabajar y reflexionar que cuando nos sentimos mejor tenemos mejor impacto en el trabajo. Y, por último, encontrar la historia de nuestro propósito, personal y emocional. Podemos comenzar a encontrarla dividiendo nuestro rol en diferentes partes. Puede ser que una pequeña parte o tarea sea la punta de lanza para motivarnos y encontrar esa felicidad. Debemos ser curiosos y bucear en nuestro interior.

Para finalizar Petrollini destaca que la pertenencia en el trabajo y los logros permiten que se puedan atravesar las inevitables dificultades que cualquier tarea presenta, manteniendo la tenacidad y el entusiasmo por las mismas. Son la motivación y la valoración con respecto a la tarea, las que permiten que cada persona sea un factor clave y único para el logro de la misma.

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