Cómo dejar atrás conceptos y competencias adquiridos para darle lugar lo nuevo.
En este contexto tener la habilidad de aprender a aprender y desaprender es clave. Es lo que distingue a las personas eficaces de aquellas que no lo son. Como explica la profesional, hoy se sabe, por ejemplo, que las competencias blandas o de gestión no se desarrollan solamente con el estudio formal ya que están ligadas a los valores, personalidad, actitudes frente a la vida general y el tipo de relación que establecemos con los demás. Y son estos aspectos los que a veces cuestan modificar, ya que requieren mucho más esfuerzo que estudiar una materia, un software o un idioma, implica desafiarnos mucho y salir de nuestra zona de confort, cambiar hábitos y replantear creencias. Es aquí donde es fundamental aprender a desaprender.
¿Pero qué es aprender desaprender? ¿Por qué es tan importante tener la habilidad de desaprender cosas que en otro tiempo fueron importantes y hoy ya no lo son? ¿A qué está ligado? “La habilidad de desaprender está ligada a ser observador, flexible, abierto al cambio. Poder dejar ir un procedimiento, un método, una forma de pensar para reemplazarlo por otro que en este momento estoy necesitando, o me es más útil o funcional. También, aunque no sea de mi total agrado, pero no conocerlo o dominarlo me puede dejar afuera de un trabajo, de un grupo de pertenencia o podría hacerme perder posibilidades. No necesariamente debemos ser originales ni innovadores. Se trata de estar atentos para cambiar a tiempo y dejar de aferrarnos a lo conocido alimentando la ilusión de seguridad, permanencia, estabilidad… todas ilusiones de la mente”, detalla la profesional.
Y ¿qué pasa si nos quedamos atados a lo aprendido y no logramos dar vuelta de timón y desaprender? En el plano laboral, podemos quedar relegados. Hoy hasta los procesos más simples que uno podría llamar automatizados u operativos cambian sus reglas de juego y debemos aprender las nuevas para seguir jugando. “La tendencia a ser muy estructurado o rígido nos puede jugar en contra. Trabajar sobre este aspecto de la personalidad y acercarnos a la apertura al cambio, el dinamismo, la transformación permanente nos dejará mejor posicionados para asumir el desafío de aprender y cambiar”, concluye la profesional.