A qué debemos prestarle atención si elegimos alguno de estos 2 caminos
Lo primero que debemos saber es que no es lo mismo un vegetariano que un vegano. Según explica Jacqueline Schuldberg, licenciada en Nutrición y asesora de Nutrición en Pediatría de la Asociación Argentina de dietistas y nutricionistas dietistas (AADYND), la persona vegetariana es aquella que come todos los grupos de alimentos de la gráfica de alimentación saludable menos el grupo de alimentos de carnes (tanto sea de vaca, de pollo, de pescado y de aves en general). Mientras que la persona vegana solo consume frutas, verduras, cereales y legumbres. No consume ningún producto de origen animal: ni lácteos, ni huevo, ni carnes de ningún tipo de animal. Segundo, tener en claro que estos tipos de alimentación no se pueden llevar adelante sin estricta supervisión médica. “Es mandatorio la supervisión de un profesional en nutrición por los déficits nutricionales que se pueden ocasionar y sus consecuencias clínicas, dependiendo del momento biológico en que la persona comience este tipo de alimentación (desde un niño a una embarazada, adulto o adulto mayor)”, explica Schuldberg.
Como explica la profesional, desde hace un par de años distintas asociaciones internacionales de nutrición han posicionado una dieta vegana o vegetariana para todo tipo de edad y condición biológica, siempre y cuando quien la realiza tenga supervisión de un profesional en nutrición que pueda hacer las sugerencias de los distintos grupos de alimentos en cantidades y formas de combinación para que no haya ningún déficit nutricional. ¿Qué quiere decir esto? Que de ninguna manera podemos nosotros por nuestra cuenta armar una dieta vegana o vegetariana para nosotros o alguien de nuestras familias, porque sin dudas nos estarán faltando nutrientes que nuestro organismo necesita.
DIETA EQUILIBRADA Y BALANCEADA
Cuando optamos por llevar adelante una alimentación vegana o vegetariana hay ciertos nutrientes críticos que pueden quedar en déficit. Ellos son el hierro, la vitamina B12, la vitamina D y los aceites Omega 3. “En el caso de la vitamina B12 es mandatorio tener que suplementarla vía oral de forma medicamentosa para poder cubrir ese nutriente, ya que tiene implicancias en anemia severa, en déficit cognitivo en los chicos y varias funciones que son importantes en el desarrollo de los más pequeños”, explica Schuldberg para comenzar a entender la importancia de la supervisión médica.
En cuánto a la vitamina D, el hierro y los aceites Omega 3, se deben evaluar constantemente y chequear en laboratorio y clínicamente para ver si hay que suplementar o no. “En el caso del hierro la biodisponibilidad del hierro animal es mucho mayor que la de origen vegetal. Por más que tengamos vegetales y legumbres con contenido de hierro la disponibilidad hacia el organismo es mucho menor. Entonces a través de mecanismos, mezclas o combinaciones de distintos tipos de alimentos uno puede optimizar esa absorción de hierro de origen vegetal. Sin embargo, como explicamos, es un nutriente que tiene que estar evaluado en forma de laboratorio para poder tener un seguimiento y no quedar en déficit”, argumenta la profesional.
Un caso similar es el de la vitamina D y los aceites Omega 3. La Vitamina D está contenida principalmente en lácteos o fortificados en lácteos (clave seguimiento especialmente en las personas veganas). Por su parte, el aceite Omega 3 está contenido fundamentalmente en peces de aguas profundas. Si bien hay contenido de origen vegetal en las semillas de lino, chía, etc., en general, la cantidad que se consume es bastante acotada. Por lo tanto, con este nutriente también es clave el control y el chequeo.
La consulta médica ante cualquier cambio en nuestra dieta es obligatoria. Todos podemos elegir otro tipo de alimentación, pero el único camino para evitar inconvenientes para la salud es la prevención. ¡Consultá siempre a tu médico!
¿QUÉ PASA CON LOS NIÑOS?
Como dijimos todos los grupos etarios pueden adquirir hábitos veganos o vegetarianos. Sin embargo, en el caso de los niños se debe tener un especial cuidado y una mayor supervisión que cuando se trata de un adulto. “La suplementación de vitamina B12 es obligatoria, y la evaluación de vitamina D es mandatorio. También la evaluación del hierro de origen vegetal a nivel absorción va a ser importantísima para el desarrollo cognitivo de ese chico, su crecimiento y desarrollo. Hay que tener especial cuidado con este grupo etario”, concluye la especialista.