Qué hay que saber para actuar a tiempo.
RECONOCER PARA ACTUAR
Según explica el especialista, los síntomas más comunes del ACV son la dificultad en el habla, la pérdida de fuerza o debilidad en una mano y la asimetría de la sonrisa. También hay otros síntomas que pueden incluir cambios en la sensibilidad con hormigueos en un brazo y la pierna del mismo lado, pérdida de la coordinación, pérdida de la visión de ambos ojos, pero afectando solo una mitad del ambiente o campo visual. Otras veces hay un dolor de cabeza muy intenso tipo trueno o estallido.
Tener en claro los síntomas es clave ya que una rápida atención médica puede marcar la diferencia. “La rápida atención es de vital importancia. Existen tratamientos que evitan las secuelas a largo plazo, pero la única manera de administrarlos es si el paciente es atendido durante las primeras horas luego de iniciados los síntomas. Por ello, reconocer los síntomas del posible ACV y conducir al paciente a una guardia o emergencia médica son el primer y más importante paso del tratamiento”, argumenta.
PREVENCIÓN: SIEMPRE LA MEJOR OPCIÓN
¿Qué podemos hacer para prevenir el ACV? ¿Qué conductas y hábitos podemos llevar adelante? Acá el profesional es claro y refuerza una vez más el concepto de estar informados: lo primero que debemos hacer en materia de prevención es conocer los síntomas y poder reconocerlos al verlos para actuar rápidamente. Y claro que los hábitos saludables colaboran en la prevención. Entre ellos:
- Llevar una dieta baja en sodio y rica en vegetales y legumbres.
- Realizar ejercicio físico tres veces a la semana.
- Dormir 6 a 8 horas por día y evitar el estrés emocional.
- También es muy importante realizarse controles cardiológicos, de colesterol y de diabetes para disminuir el riesgo de sufrir un ACV.
DATOS
En nuestro país 120.000 personas al año sufren un ACV. De ese número, 40.000 representan muertes y otras 40.000 causas de discapacidad.
“Toda persona con riesgo cardiovascular, podría llegar a padecer de un ACV. El riesgo cardio y cerebrovascular aumentan con el sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo, la diabetes (tipo 1 y tipo 2), el colesterol elevado, la hipertensión arterial y ciertas arritmias cardíacas”, detalla el profesional.
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