CAMBIAR DE REACTIVO A PROACTIVO

CAMBIAR DE REACTIVO A PROACTIVO

Cerca de tu Negocio  -  01/01/2019

Consejos para convertir a la proactividad en nuestra mejor compañera laboral.

En casi todas las búsquedas laborales hay una característica solicitada por el empleador: personalidad proactiva. Este atributo tan valorado en el mundo laboral es algo que se puede trabajar. No todas las personas somos proactivas, pero con dedicación y esfuerzo, podemos cambiar nuestra forma de ser y encarar nuestro trabajo.  Según explica Daniel Colombo, Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, y equipos de trabajo, las personas proactivas tienen iniciativa propia, suman, hacen que su labor valga la pena y que su tiempo sea aplicado convenientemente en llevar adelante los asuntos. También toman decisiones, participan en un sentido colaborativo y promueven una gestión de calidad. Por el contrario, las personas reactivas tienen dificultades para asumir sus errores, demoran encarar las soluciones, suelen echar la culpa a los demás, se excusan y están “con el termómetro recalentado” a cada momento. Como no se hacen cargo, molestan y son altamente contraproducentes para los demás, en todos los niveles.

 

PROCACTIVO VS. REACTIVO

Colombo explica que si bien el rasgo de la iniciativa es uno de los más sobresalientes, quienes son proactivos hacen que las cosas funcionen. Y esto lo logran combinando 3 aspectos:

  • Una elección consciente: piensan, procesan y escogen solo aquello que suma, dejando de lado todo lo que no es relevante.
  • Una actitud apropiada: lejos de saltar por cada problema que se presenta, tienen el temple interno suficiente para encarar las situaciones enfocándose en la solución, no en el problema.
  • Inteligencia emocional ante cada situación: buscan crear un entorno apropiado que facilite la resolución de los conflictos y atravesar las dificultades. Generan respeto y confianza.

En oposición, Colombo señala que las personas reactivas se expresan permanentemente alternando tres comportamientos:

  • Sobredimensionan las emociones tóxicas: las reacciones desbordadas son típicas, provocando que los colaboradores les huyan y que, incluso, generen miedo.
  • No toman acción y entran en una falsa distracción: el estallido emocional les impide ver con claridad el curso de acción, y su nivel de responsabilidad en el asunto.
  • Se enfocan en el problema: miran solo el desafío; les “parece” que están haciendo algo al reaccionar, aunque no generan nada nuevo. Crean desconfianza y producen alejamiento con el entorno, además de dilatar la resolución de temas.

 

¿CÓMO DAR VUELTA EL TIMÓN?

Para tomar conciencia del comportamiento reactivo y cambiar hacia proactivo Colombo comparte 3 consejos, pero asegura que es necesario practicarlos continuamente para lograr dominarlos e incorporarlos naturalmente como una nueva característica personal.  Ellos son:

  1. Evitar accionar en caliente.

Es fundamental frenar a tiempo y no dejarse llevar por los impulsos. Tomar pausas, no dar respuestas inmediatas en asuntos complejos, advertir al otro cuando se está en proceso convulsionado emocionalmente… son todas herramientas que ayudan a un sano auto control. Esto nos llevará a obtener mayor calma para resolver los problemas; no deteriorar los vínculos y empezar a observarnos como unos cocreadores responsables de todo lo que deba afrontarse.

  1. Utilizar lenguaje opuesto al usual en modo reactivo.

Siempre podemos elegir la respuesta que vamos a dar. Si cambiamos nuestro lenguaje, cambiaremos los resultados. Las personas reactivas dicen frecuentemente: “no puedo hacer nada”, “yo soy así, no entiendo como…”, “tengo que hacer todo yo”, “no puedo”, “debo hacer tal cosa”, “es imposible”. En cambio, el lenguaje proactivo es completamente diferente y se enfoca en hacer su parte del asunto. Las frases suelen ser de este estilo: “veamos qué alternativas tenemos”, “controlaré mis emociones”, “buscaremos las palabras apropiadas”, “elegiré una mejor respuesta”, “voy a hacerlo paso a paso”, “propondré este cambio”.

  1. Hacer cosas diferentes, actuando de maneras distintas todo el tiempo.

Es posible elegir ser proactivos si se actúa de una manera diferente. Lo importante es tener la conciencia en el momento apropiado, para reencauzar la emoción negativa en automático –típica de la reactividad–, y conducirla a un estado diferente. La mayoría del tiempo estamos en el modelo “Acción / Reacción”. Por eso, es muy importante generar un mecanismo interno apropiado ante la “Acción” para evitar que la “Reacción” sea desproporcionada y emocionalmente distorsionada. En vez de sobrereaccionar, la propuesta es asumir un proceso interno profundo para conducir las emociones dominantes hacia otras más positivas.  ¿Cómo lograrlo? Salir de la zona de confort; pensar fuera de la caja; analizar el propósito mayor de lo que desea ser resuelto; tomar conciencia del estado interno en estado de reacción, y cómo quisiéramos estar en modo proactivo (seguramente, más serenos, calmo, abiertos y empáticos).

 

Fuente: Daniel Colombo. Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, y equipos de trabajo; comunicador profesional; facilitador de procesos de cambio; conferencista internacional y autor de 28 libros.

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