Estrategias para tomar una decisión que no nos resulta cómoda.
EL CAMINO DEL DIÁLOGO
Ahora, ¿por qué no pensar en la posibilidad del diálogo y el intercambio de unos y otros, con la base de darle un sentido a lo que pasa? Según explica Tealdi, las decisiones no fáciles pueden estar sedimentadas en la falta de diálogo. La misma puede dejar abierta a la libre interpretación del trabajador sucesos que se presentan como desafiantes y que, de pasarlos por la palabra, tendrían otro tipo de sentido. “Poder reconocer hasta dónde cada uno puede dar, generando una ganancia en vez de una pérdida, estimulará espacios de trabajo en los que se pueda congeniar las necesidades de uno con las metas de una organización”, argumenta.
Es muy probable que a aquellos a quienes les cueste tomar decisiones, proyecten en el otro esa decisión para que la tomen por él. ¿Por qué a las personas nos cuesta tomar decisiones no fáciles? “Hacerse cargo de las propias decisiones es un camino que puede aparecer como difícil, pero no es poca cosa y adquiere un gran valor. Favorece, de manera gradual, a la percepción de nosotros mismos y a nuestro propio conocimiento. Pensar y ordenar ciertas coordenadas de una decisión a tomar, puede ser de gran ayuda. Tomarse un momento, un intervalo, una pausa, para considerar las implicancias de tal decisión. Qué se pierde, claro, pero, también qué se gana. Debemos tener en cuenta que aquello que promete un efecto rápido e inmediato, responde a la consigna de ‘no todo lo que brilla es oro’. Por lo cual, ante decisiones no fáciles, una apuesta es el tiempo de pensar qué significaría tomar la misma y qué, aunque con alguna angustia o dificultad, se logra habiéndolo hecho”, concluye Tealdi.
4 ESTRATEGIAS PARA PONER EN ACCIÓNAlgunos consejos que pueden resultar útiles:
- Determinar los factores desencadenantes que se esconden tras la imposibilidad de tomar esa decisión. Puede ser, por ejemplo, una situación angustiante del pasado.
- Darle lugar a nuestro instinto. Aquí no decimos desestimar la razón, sino sopesarla con nuestras emociones y sentimientos. Escucharnos y ser fieles a nosotros mismos.
- Dar pequeños pasos hasta alcanzar el objetivo final. Desde anotar las razones para la toma de esa decisión, hasta practicarlo. Todo vale.
- Buscar perspectiva. Corrernos del instante y poder analizar que implica esa toma de decisión. Y también tener en claro que no tomar la decisión difícil es una decisión en sí misma. En esta búsqueda de perspectiva puede ayudar hacernos preguntas de este estilo: ¿cómo nos hará sentir esa decisión en un tiempo? ¿Qué pasa si no la tomamos? ¿Qué implicancias tendrá en el presente y futuro?