SENTIRSE MAL NO DEBE SER LA NORMA

“Me duele la cabeza”, “Tengo acidez”, “Me siento inflamado”, “Me mata el dolor de espalda”… Cada vez es más frecuente escuchar que la gente se queja casi a diario de “dolores o síntomas” que molestan y merman su calidad de vida. El ritmo actual, el estrés, las constantes demandas, el tipo de alimentación, las pocas horas de descanso y, en definitiva, los hábitos adquiridos en la vida moderna fueron dejando mella en nuestro estado de salud. ¿Debemos acostumbrarnos a vivir así? ¿Es normal sentirse todo el tiempo mal? No, la respuesta enfática es no. El estado de bienestar debe ser la norma y no la excepción. Según explica la licenciada Susi Reich, presidente de la Asociación Argentina de Medicina Integrativa (AAMI) y terapeuta familiar, llevar adelante buenos hábitos y tener una mirada integral del ser humano es clave para ir en busca de ese bienestar. “La medicina integrativa, como entendemos en AAMI, incluye a la medicina convencional, las terapias complementarias y las medicinas no convencionales como la terapia neural, la medicina orthomolecular y otras. Considera a la persona en su totalidad: cuerpo, mente, contexto, sociedad e incluye la espiritualidad. Enfatizamos en que los profesionales atiendan, en lo posible, de manera transdisciplinaria”, explica.

 

EL CAMINO A NUESTRA MEJOR VERSIÓN

Como explica la especialista vivir en grandes ciudades, como nuestra capital, la pandemia y situaciones económicas y sociales llevan a gran parte de la población a una vida cotidiana problematizada. Pero también está comprobado que las personas que están ocupadas, interesándose y ayudando a otros o haciendo o viendo alguna cosa que les interese, dejan de estar rumiando sobre sus dolencias verdaderas o inventadas. Dicho esto, hay varios hábitos que podemos adquirir para lograr una mejor calidad de vida y sentirnos mejor. “Los buenos hábitos alimenticios son fundamentales. En AAMI no hablamos de ‘comer saludablemente’ ya que debemos reconocer que las personas difieren en sus malestares: es distinto el hipertenso que la persona con inflamación intestinal o el que tiene diabetes, etc. El ejercicio físico también es importante y yo insisto en que un poco es mejor que nada y mucho es mejor que poco”, explica. Y agrega: “sugerimos las buenas prácticas que incluyen simples hábitos cotidianos, técnicas de respiración y registro corporal que bajan niveles de ansiedad y permiten hacer una mínima autoinvestigación con respecto a síntomas. También utilizar la mano no dominante para realizar ciertas actividades, cambiar rutinas, no aislarse… son pequeñas cosas que hacen que el cerebro trabaje un poco más”.

Por último, la profesional asegura que no cabe duda de que el estrés crónico a través de los años produce inflamación y es la base de casi todas las patologías. “En los últimos años las investigaciones sobre la microbiota intestinal (lo que denominábamos flora intestinal) han demostrado las consecuencias que esta tiene no solo a nivel digestivo sino cerebral debido al descubrimiento de las neuronas que se alojan en el intestino y bacterias que están en ambos órganos”, argumenta.

Es tiempo de volver a nuestro eje, bajar revoluciones, tener buenos hábitos y llevar adelante una vida cotidiana más feliz y con menos “síntomas”. Todos podemos vivir mejor, es solo cuestión de encontrar el camino correcto.

 

Más información en: www.medicinaintegrativa.org.ar