Mejorar la salud intestinal hoy parece ser el camino a una buena salud general.
Hoy se sabe que la microbiota es muy importante. De hecho, en el mundo hay una discusión sobre lo importante qué es y los alcances que tiene. Como explica Pereyra, una microbiota buena y saludable tiene un rol protagónico para ayudar a defendernos de parásitos en el intestino, ayudar a absorber nutrientes y vitaminas y también para ayudarnos a digerir algunas sustancias que nuestro cuerpo no puede digerir. También se conoce su papel clave en la fabricación de serotonina y algunas hormonas que necesita nuestro cerebro. Y esto solo al hablar de la función digestiva de la microbiota. Pero hoy también se cree que, como la microbiota y estas bacterias están conviviendo con miles de células inmunológicas en el intestino, tiene además un rol muy protagónico en las enfermedades autoinmunes y en la inmunidad para defendernos de muchas infecciones. Es decir: el poder de inmunidad que tenemos las personas.
MICROBIOTA SALUDABLE
Tener una microbiota saludable o un intestino saludable no es una tarea sencilla. “Hay muchas situaciones que pueden hacer que nuestra microbiota no sea tan saludable, como, por ejemplo, la manera en que comemos. Un mal hábito de alimentación, el consumo de tabaco y alcohol, estar expuestos a muchas situaciones de estrés y el consumo de algunos fármacos hacen que nuestra microbiota no sea la más saludable y que nuestro intestino se llene de bacterias que no sean tan funcionales. Y esto se lo conoce como disbiosis, o sea la microbiota pierde el equilibrio”, explica el especialista. ¿Qué pasa cuando se pierde el equilibrio? Vamos a ser más propensos a tener fermentación cuando comemos algunos alimentos, a sentirnos peor y, en definitiva, a tener un impacto en la salud digestiva o el estado general de salud.
Es preciso entender que todo nuestro estilo de vida influye en la salud y el equilibrio de nuestras bacterias en el intestino. Si comemos de forma saludable con comida muy variada vamos a tener una flora más fuerte y diversa. También si evitamos los tóxicos, realizamos ejercicio y evitamos o minimizamos nuestra exposición a las situaciones de estrés. El consumo de alimentos fermentados o probióticos se ha recomendado en los últimos años como aliados para mejorar la microbiota.
En cuanto a la influencia de la famosa microbiota en la salud en general puede estar involucrada en diversos órganos o ser el eje de otras enfermedades más allá del tubo digestivo. “Hay cada vez más estudios que señalan que muchas migrañas pueden tener origen en lo digestivo, sea por una mala microbiota o sensibilidades a algunos alimentos como el gluten. También hay patologías como las fibromialgias y algunas enfermedades autoinmunes que hoy se está investigando si realmente no están originadas en una alteración del intestino o si el intestino las agrava o empeora”, explica el médico.
EJE CEREBRO-INTESTINO
Al intestino se lo llama el segundo cerebro porque en realidad el cerebro y el intestino están conectados. “Hay un nervio, que se llama el nervio vago, que conecta el cerebro con el intestino. Es decir que todo lo que nos pasa en el cerebro como situaciones de estrés, cuando estamos con una situación que nos pone nerviosos, la depresión o la ansiedad, van a manifestarse también en el intestino dándonos probablemente síntomas. Pero también sucede al revés: cuando nos pasan cosas en el intestino el cerebro se entera y le avisa. Hay una comunicación. Pero no solo se llama el segundo cerebro por eso, por la conexión que tiene con todo lo que nos pasa en el cerebro, sino que también porque el intestino tiene un montón de neuronas. Tal es así que tiene la mitad de las neuronas que tiene un cerebro. O sea que podemos decir que es un cerebro chiquitito”, explica Pereyra.