Estrategias para administrar nuestras emociones.
Ahora bien: que sean normales no quiere decir que sea agradable sentirlas. De hecho, existen emociones de afecto negativo (como la ansiedad) pero también hay de afecto positivo (como la alegría). “Cada emoción tiene manifestaciones físicas y psicológicas que le son propias, y también existen diferentes palabras o expresiones con las que las personas se refieren a cada una de ellas. Reconocer qué emoción es la que está presente en nosotros en un momento dado es una habilidad muy importante. Y esta se aprende, se entrena y entonces se puede enseñar”, detalla.
¿Qué es la gestión de las emociones? ¿Cómo podemos lograrlo? Según explica Solari, a la hora de gestionar nuestras emociones es fundamental primero poder reconocer su activación en nosotros mismos y nombrarla. Una vez hecho esto, podremos incluirlas mejor en nuestra toma de decisiones, permitiendo que influyan positivamente en nuestras vidas, pero que no nos gobiernen. “Que una situación me ponga ansioso es un dato, que debo tener en cuenta y procesar, pero eso no quiere decir que mi reacción en esa situación deba ser gobernada por esa ansiedad”, ejemplifica el profesional.
ANSIEDAD EN EL ÁMBITO LABORAL
La ansiedad juega un rol central en el ámbito laboral ya que es una respuesta normal y necesaria que ayuda a las personas a anticipar, prevenir y abordar escenarios novedosos, inciertos y sorpresivos. El correcto manejo de esta no solo tiene efectos protectores para el trabajador sino también potenciadores de su tarea y su bienestar. “Si bien lidiar con cierto grado de ansiedad es esperable a la hora de llevar a cabo una tarea laboral, pudiendo actuar como motor para su mejor concreción, cuando esta traspasa cierto nivel comienzan a aparecer dificultades tanto en el trabajador (problemas del sueño, alta fatigabilidad, enfermedades, dificultades para poder descansar y disfrutar del tiempo libre, etc.) como en lo organizacional (accidentes laborales, alta tasa de rotación del personal, ausencias frecuentes o prolongadas por enfermedad, aumento de los costos, menor productividad y calidad, mal clima laboral, etc.)”, detalla. Entonces es clave reconocer esa ansiedad y regular su nivel para que se mantenga dentro de los parámetros que nos potencian y no, los que nos gobiernan.
Es cierto que el contexto actual, dominado por la pandemia de COVID-19 y escenarios desafiantes, la ansiedad juega un rol muy importante. “Frente a contextos de mayor incertidumbre, como el actual, el manejo de la ansiedad puede complejizarse. Es por esto por lo que, en este contexto, las personas más que nunca deben fortalecer sus procesos de gestión emocional, a los fines de poder tener un mejor ajuste a la situación”, concluye.
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