Cómo argumentar y entender que la palabra es la mejor aliada.
Como personas, nos suele pasar que tenemos diferencia de opiniones con otros y al no contar con argumentos efectivos para respaldar nuestro pensar, levantamos la voz, nos enojamos y dejamos que todas nuestras emociones negativas afloren. Según explica Daniel Colombo, Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, y equipos de trabajo, autor de varios libros y distinguido como LinkedIn Top Voice América Latina, para discutir o intercambiar opiniones es clave aprender a argumentar. Es decir, darle sustento a lo que decimos con argumentos sólidos que respalden nuestras opiniones y así construir un diálogo saludable.
El ensayista británico Paul Graham escribió el libro “How to disagree” (Cómo estar en desacuerdo) donde comparte algunas pautas que nos pueden ayudar en el camino de la argumentación. Según explica hay 7 jerarquías de argumentación, una especie de pirámide de 7 niveles que nos permitirá llegar a plasmar argumentaciones sólidas y válidas.
Colombo, las desglosa de menor a mayor:
NIVEL 1: INSULTO. Es el que se da cuando no hay ningún tipo de argumentos. Entonces aparece el desprecio, la denostación y los adjetivos descalificadores. Por ejemplo, “Sos un idiota” o “Solo un ignorante puede pensar de esa manera”.
NIVEL 2: ARGUMENTACIÓN AD HOMINEM. Se da cuando en vez de derribar el argumento de la otra parte, atacamos las características de una persona con el fin de desacreditarla. “No conozco persona más inmoral que vos para venir a hablar de este tema”, “Sos el ser más necio que conozco para argumentar de esa manera”.
NIVEL 3: RESPUESTA AL TONO DEL MENSAJE. En vez de dedicarnos a responder sobre el contenido del argumento de la otra parte, nos enfocamos solo en el tono que tiene. Es decir, le restamos importancia a lo que se dice y nos fijamos en cómo lo dice o expresa. “No me hablés con ese tono porque así no puedo discutir”, “¡Así hacés siempre! ¡Te ponés a gritar porque no tenés otros recursos!”
NIVEL 4: CONTRADICCIÓN. Se produce cuando expresamos la opinión contraria sin dar argumentos, como si fuera una verdad absoluta, atribuyéndonos tener la verdad de la cuestión; incluso no aportando evidencias de lo que decimos. “Lo que decís no me va ni me viene: la única verdad es…”.
NIVEL 5: CONTRAARGUMRENTO. Se da seguido de una contradicción que queremos respaldar con razonamientos o con evidencias. En este caso se intenta presentar argumentos para apoyar la opinión de quien la sostiene, incluso aquellos que no son propios, como cuando se incluyen citas o referencias de los demás. “No tenés razón, porque tal y como dijo Sócrates…”,
NIVEL 6: REFUTACIÓN. Para Paul Graham esta es la forma más convincente de estar en desacuerdo, ya que es más que un simple contraargumento. Es cuando encontramos un error argumentativo de la otra parte y lo resaltamos para hacernos eco en ello con el fin de derribar al oponente. Ejemplo: “Cuando dijiste tal cosa, y después agregaste tal otra (aquí viene la refutación) queda demostrada la falta total de coherencia en tu argumento, porque esto habla de…”
NIVEL 7: REFUTAR EL PUNTO CENTRAL. Es el nivel más alto en la pirámide de la argumentación, y se enfrenta directamente la esencia del asunto, incluso puede integrarse alguna idea de la otra parte en la discusión. En este nivel hay táctica y estrategia, ya que la refutación indaga en el punto central al que los demás están llegando, y se necesita anteponer un argumento sólido para invalidarlo. Es clave realizarlo bien. Por ejemplo: El punto principal que refiere la otra parte parece ser tal cosa. Como él mismo ha expresado (aquí cita algo del otro). Pero está equivocado y lo voy a demostrar fácilmente porque su argumento no tiene consistencia… (y pasa a dar sus razones).
Teniendo en cuenta la pirámide argumentativa de Graham, Colombo nos propone 3 tips para lograr discusiones constructivas.
- Ganar = ganar. No tiene que perder y ganar otro. En muchas ocasiones es posible arribar a un punto de acuerdo mutuo, aunque los argumentos sean discordantes.
- No agredir. La pirámide propone mover las piezas de la estrategia de acuerdo con nuestra visión. Sin embargo, el tono, el lenguaje corporal y las palabras que usemos servirán para construir soluciones o simplemente ser crueles. Está en nuestras manos elegir qué camino queremos seguir.
- Ser rivales argumentativos, no es sinónimo de ser enemigos. Sería favorable para un buen intercambio entender que defender un argumento no significa que el otro es un enemigo: solo son argumentos contrapuestos. Lo ideal siempre es buscar los puntos de contacto y construir desde allí.
Fuente: DanielColombo.com