Según esta corriente no existen las casualidades, sino que todos los hechos se encuentran vinculados por su significado.
Seguro escuchaste mil veces decir, “no existen las casualidades sino las causalidades”. Y es así, la vida está llena de causalidades y todos ellas responden a la ley de sincronicidad. ¿Pero qué es este término y qué significa? Fue el psicólogo Carl Gustav Jung quien acuñó este término para aludir a la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de manera acausal (es decir, sin causa aparente). Según explicó, estos hechos (para muchos de nosotros mágicas coincidencias) no se encuentran vinculados por una relación de causa y efecto, sino por su significado. Una coincidencia de hechos internos y externos que nos produce un fuerte impacto emocional. Durante varios años Jung trabajó el fenómeno e intercambio ideas y opiniones con diferentes referentes como el físico Wolfgang Pauli, premio nobel de física y uno de los padres de la mecánica cuántica; y Albert Einstein y su teoría de la relatividad. Sin dudas, su concepto es el pensamiento opuesto al racional, que solo entiende estas cosas como meras coincidencias.
Para Jung la sincronicidad no se presenta necesariamente de manera literal, sino que puede aparecer de manera simbólica. Él divide el concepto en 3 categorías:
- Coincidencia entre un contenido mental (pensamiento, sentimiento, un sueño) y un acontecimiento externo (una llamada de alguien en la que se estaba pensando).
- Coincidencia entre una visión interna y un suceso que sucede lejos de allí (soñar con un accidente o la muerte de una persona que sucede en la realidad).
- Consiste en tener una imagen de algo que posteriormente acontece en el futuro.
LAS PERSONAS Y SU ENTORNO
Si estamos atentos a lo que sucede en nuestro entorno habrá mayor sincronía a nuestro alrededor. La sincronía puede aparecer en cualquier momento y lugar, y tiene el fin de movernos de un pensamiento más egocéntrico a una visión más integrada a la vida. Entonces, ¿por qué no estar atento a ella y buscarla? Hay varias cuestiones que podemos poner en práctica en este sentido…
- Desarrollar nuestra conexión interior. Escucharnos a nosotros mismos de manera activa. Después del ruido externo de todo el día, tomarnos un tiempo para “no hacer nada”, relajar, meditar y abrirnos a nuestro interior.
- Observar conscientemente. Colocarnos en posición de observadores continuos nos permite estar más abiertos a la sincronicidad. Es preciso dejar de reaccionar ante las situaciones y conducir la energía de episodios desafiantes a algo más constructivo.
- Soltar el control. Entregarnos a una experiencia de vida más receptiva. Aceptar lo que la vida nos presenta y preguntarnos qué sentido le da este suceso a nuestra vida.
- Amigarse con la creatividad. Arte, pintura, canto, baile, reuniones creativas… cualquier cosa que nos permita desarrollar la creatividad y ver imágenes más allá de los ojos.
Los invitamos a entregarse a la sincronicidad, despertarla y estimularla y así recibir todo lo que el universo nos tiene preparados…porque como diría Jung ¡nada sucede por casualidad!
Fuente: Fundación Unam. Psicología y mente.